domingo, 24 de septiembre de 2017

La criptografía y sus funciones en la seguridad de la información



         La criptografía y sus funciones en la seguridad de la                                              información



Con la criptografía se intenta garantizar las siguientes propiedades deseables en la comunicación de información de forma segura (a estas propiedades se las conoce como funciones o servicios de seguridad):
Confidencialidad:
solamente los usuarios autorizados tienen acceso a la información.
Integridad de la información:
garantía ofrecida a los usuarios de que la información original no será alterada, ni intencional ni accidentalmente.
Autenticación de usuario:
es un proceso que permite al sistema verificar si el usuario que pretende acceder o hacer uso del sistema es quien dice ser.
Autenticación de remitente:
es el proceso que permite a un usuario certificar que el mensaje recibido fue de hecho enviado por el remitente y no por un suplantador.
Autenticación del destinatario:
es el proceso que permite garantizar la identidad del usuario destinatario.
No repudio en origen:
que cuando se reciba un mensaje, el remitente no pueda negar haber enviado dicho mensaje.
No repudio en destino:
que cuando se envía un mensaje, el destinatario no pueda negar haberlo recibido cuando le llegue.
Autenticación de actualidad (no replay) :
consiste en probar que el mensaje es actual, y que no se trata de un mensaje antiguo reenviado.

La criptografía en la era de la informática

                              

                              La criptografía en la era de la informática




Finalizada la contienda, las nuevas tecnologías electrónicas y digitales se adaptaron a las máquinas criptográficas. Se dieron así los primeros pasos hacia los sistemas criptográficos más modernos, mucho más fiables que la sustitución y transposición clásicas. Hoy por hoy, se utilizan métodos que combinan los dígitos del mensaje con otros, o bien algoritmos de gran complejidad como el DES (inventado por IBM) y sus posteriores sucesores.
Una de las aportaciones del último cuarto del s. XX son los sistemas de cifrado asimétrico o de clave pública (como RSA), en contraposición con todos los anteriores, que son criptosistemas simétricos o de clave privada, que usaban la misma clave para el cifrado y el descifrado del mensaje. La ventaja de estos sistemas es que permiten solucionar uno de los problemas de la criptografía clásica, la distribución de las claves secretas a los participantes en la comunicación. En la criptografía de clave pública, una de las claves puede hacerse pública sin que por ello la seguridad de la clave secreta se vea afectada. Lo cifrado con la clave secreta puede descifrarse con la pública y viceversa. Esta propiedad de los criptosistemas asimétricos permite también otras aplicaciones de estos criptosistemas, como la firma digital que es tan importante en las redes de telecomunicaciones hoy.

Los cifrados polialfabéticos

                                       Los cifrados polialfabéticos



La criptografía resurgió en la Europa de la Edad Media y el Renacimiento, impulsada por las intrigas del papado y las ciudades-estado italianas. Fue un servidor del Papa Clemente VII, Grabiele de Lavinde, quien escribió el primer manual sobre la materia en el viejo continente. En 1466, León Battista Alberti, músico, pintor, escritor y arquitecto, concibió el sistema de sustitución polialfabética que emplea varios abecedarios, saltando de uno a otro cada tres o cuatro palabras. El emisor y el destinatario han de ponerse de acuerdo para fijar la posición relativa de dos círculos concéntricos, que determinará la correspondencia de los signos.


Un siglo después,
 Giovan Battista Belaso de Brescia instituyó una nueva técnica. La clave, formada por una palabra o una frase, debe transcribirse letra a letra sobre el texto original. Cada letra del texto se cambia por la correspondiente en el alfabeto que comienza en la letra clave. Este cifrado ha llegado hasta nuestros días como "Cifrado Vigenère", ya que su invención fue atribuida incorrectamente al diplomático francés Blaise de Vigenère, contemporáneo de Belaso y autor de famosos tratados sobre criptografía en el S. XVI.
Pero los métodos clásicos mono y polialfabéticos distan mucho de ser completamente seguros. En algunos casos, basta hacer un simple cálculo estadístico para desentrañar los mensajes ocultos. Si se confronta la frecuencia habitual de las letras en el lenguaje común con la de los signos del criptograma, puede resultar relativamente sencillo descifrarlo. Factores como la longitud del texto, el uso o no de más de una clave o la extensión de esta juegan un papel muy importante, así como la intuición, un arma esencial para todo criptoanalista (rompedor de cifrados). En el siglo XIX Friederich Kasiski, un militar prusiano, publicó un ataque basado en métodos estadísticos que rompía los cifrados por sustitución polialfabética.




Los primeros métodos criptográficos

                         

                             Los primeros métodos criptográficos




Los espartanos utilizaron, hacia el 400 a.C., la Escitala, que puede considerarse el primer sistema de criptografía por transposición, es decir, que se caracteriza por ocultar el significado real de un texto alterando el orden de los signos que lo conforman. Los militares de la ciudad-estado griega escribían sus mensajes sobre una tela que envolvía una vara. El mensaje sólo podía leerse cuando se enrollaba la tela sobre un bastón del mismo grosor, que poseía el destinatario lícito del mensaje (¿el origen del "bastón de mando"?).
El método de la escitala era extremadamente sencillo, como también lo era el que utilizó Julio César, basado en la sustitución de cada letra por la situada tres puestos después en el alfabeto latino. A este cifrado por sustitución sencilla se le conoce como cifrado César.

historia de la criptografía

                              historia de la criptografía



Entre el Antiguo Egipto e Internet, los criptogramas (los mensajes cifrados) han protagonizado buena parte de los grandes episodios históricos y un sinfín de anécdotas. Existen mensajes cifrados entre los artículos del Kamasutra, se usaron por gobernantes y militares ya en los primeros estados como Egipto, Babilonia, Roma... Abundan en los textos diplomáticos de toda época, indispensables para las órdenes militares y los ejércitos modernos en tiempos de guerra y, por supuesto, esenciales en la actividad de los espías. Hoy en día, con las nuevas tecnologías el uso de la criptografía se ha extendido más allá de su tradicional esfera estatal o política, y es vital también para la actividad diaria de las empresas y ciudadanos particulares.